Santa Juana de Lestonnac abrió su primer colegio en la ciudad de Burdeos y en muy poco tiempo se vieron las clases llenas de niñas, acontecimiento que tomó un carácter de triunfo en la ciudad, cuyos habitantes alababan la esmerada educación que se recibía en la casa de Nuestra Señora. La madre Lestonnac reconoció que estos beneficios se debían a la protección que les dispensaba la Virgen María, por lo que, deseando manifestarle públicamente su amor y reconocimiento, decidió consagrar a Nuestra Señora todas las alumnas y para ello eligió la fiesta de la Presentación de la Virgen en el templo de Jerusalén.
Fuente: Wikipedia
Y así, el 21 de noviembre de 1610 se celebró por vez primera la tan popular fiesta de la Niña María que durante siglos se repetiría en los colegios de la Orden de Nuestra Señora. Con todo detalle, la Historia de la Orden nos narra esta fiesta, de la que recogemos en síntesis su relato.
“Llegada la fiesta de la Presentación las alumnas se trasladaron a la clase más amplia de todas, que la superiora había hecho adornar. Una novicia les dio una explicación del misterio de la Presentación de la Santa Virgen y de las virtudes que practicó en el templo. La novicia añadió una exhortación a imitar las virtudes que había expuesto y enseñó el modo de consagrarse a Dios a ejemplo de María. Finalmente les dijo que recordaran en su propia casa lo que la Santa Virgen hacía en la suya. Un gran gentío atraído por la novedad del espectáculo, esperaba en los alrededores el comienzo de la ceremonia. Terminada la exhortación, se abrió la puerta de las clases de donde salió una gran multitud de jóvenes en procesión, de dos en dos, con un cirio blanco en la mano. La que iniciaba la marcha llevaba una bella imagen de Nuestra Señora. Un sacerdote las recibió a la entrada de la iglesia y, colocada la imagen sobre el altar, inició la misa solemne, en cuyo ofertorio cada niña ofreció su cirio como signo de su consagración. A la tarde, asistieron a las vísperas y letanías de Nuestra Señora y pasaron así todo el día reunidas celebrando esta fiesta. La M. de Lestonnac dio a este día el nombre de Fiesta de las Externas y quiso se renovase esta consagración todos los años en todos los colegios de su Orden”.
Fuente: Archivo ONS Talavera
En el colegio de Talavera de la Reina pudieron celebrar esta fiesta por vez primera el 21 de noviembre del año 1900. Se cumplen, pues, este curso 125 años de la primera Niña María en la ciudad.
Aquel 21 de noviembre, a las ocho de la mañana se celebró una misa para que comulgaran tanto las externas, como las mediopensionistas y externas. Terminada la misa, entraron las externas en las clases. Entonces se les sirvió un desayuno: chocolate con bizcochos para las mayores (pues habían guardado el ayuno eucarístico) y pasteles para las más pequeñas. A las diez salieron en procesión y a continuación tuvieron la misa mayor con sermón del capellán, don Florencio de La Guardia. La misa fue ejecutada por la capilla dirigida por el maestro Arribas. Después de la fiesta quedó el Santísimo expuesto hasta las 4 de la tarde, hora en que se rezó el rosario y tuvieron la reserva.
Así se celebró la fiesta durante muchos años, con la característica procesión dentro de los muros del colegio.
Fuente: Archivo ONS Talavera
No sabemos qué imagen de la Virgen procesionó en los primeros años del colegio, pues la que actualmente llevan en andas las alumnas es posterior. La fecha más antigua que tenemos de la procesión con la imagen actual de la Niña María es de 21 de noviembre de 1923, siete años antes de que su escultor, Sebastián Senabra Rosell, falleciera en Barcelona, donde tenía el taller. Senabra plasmó en la talla de la Niña María dos misterios marianos: el de la Presentación de la Virgen y el de la Inmaculada.
Fuente: Archivo ONS Talavera
En efecto, la Niña María aparece subiendo los escalones del templo de Jerusalén, pues según los evangelios apócrifos, cuando María tenía tres años, sus padres la condujeron al templo con el objeto de consagrarla a Dios. Para llegar al altar de los holocaustos que se encontraba en el exterior del santuario era necesario subir quince peldaños. María los subió sola, sin la ayuda de nadie y sin volverse hacia atrás para mirar a sus padres. Así aparece en nuestra imagen, con la mirada al frente y con un pie en cada peldaño, ascendiendo al encuentro del sumo sacerdote que la esperaba.
Fuente: Archivo ONS Talavera
También nuestra Niña María aparece representada en el misterio de la Inmaculada Concepción: lleva túnica blanca y manto azul, está coronada de doce estrellas y tiene las manos juntas, en actitud de oración.
Fuente: Archivo ONS Talavera
A esto se añade que su manto está salpicado de alegorías de las alabanzas que le tributamos en las letanías lauretanas: Torre de Marfil, Arca de la Alianza, Espejo de Justicia, Ancla de Salvación, Reina de los Ángeles, entre otras.
Fuente: Archivo ONS Talavera
A este rico programa iconográfico Sebastián Senabra supo darle tanta gracia y, sobre todo, tal dulzura y unción que la imagen de la Niña María ha quedado impresa de manera indeleble en los corazones de todas las colegialas de la Compañía de María durante estos 125 años.
Fuente: Archivo ONS Talavera




