Fuente: Archivo ONS Talavera
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El último en describirla fue el historiador talaverano Ildefonso Fernández, que publicó su Historia de Talavera en 1898, un año antes de la llegada de las religiosas que hoy habitan el convento. En su descripción, don Ildefonso, quien visitó en persona el convento de San Ginés, afirma en la página 249 que “los sepulcros de los padres de este Prelado [Cardenal Loaysa] existen hoy todavía al escribir estas líneas colocados a ambos lados del presbiterio”. El del padre “está representado de rodillas y con armadura”. Sin embargo, contradictoriamente, en la página 445, dice que “de la iglesia, hoy en restauración, del ex-convento de Santo Domingo, desapareció, hace muchos años, la estátua (sic) orante del padre del fundador Fray García de Loaisa, que estuvo colocada, en el presbiterio, al lado del Evangelio”.
Un dato para datar la fecha de la desaparición de esta talla son unos dibujos, obra de F. Portalés, que se conservan en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. En la inscripción que llevan a lápiz en el reverso dice así: «Toledo – Dibujos pertenecientes al oficio / de la Comision relativa a sepul / cros en una Iglesia de Talavera / de la Reina», y debajo, a tinta: «Comision de Monumentos de 12 de Octubre de 1867- / Seccion general de 14 de idem». Por lo tanto, en 1867 ya faltaba la estatua de don Pedro de Loaysa.
Fuente: https://www.academiacolecciones.com/ y Archivo ONS Talavera
Estos dibujos nos permiten comprobar el estado lamentable en que se encontraban estas dos joyas escultóricas, tras la invasión de los franceses, la desamortización de Mendizábal, el abandono del convento y la posterior ubicación de una fábrica de tinajas.
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Por eso fue necesaria la restauración encargada por doña Elena de la Quintana, viuda de don Juan Nepomuceno, en la última década del siglo XIX, al tiempo que se acomodaba el edificio para su nueva función de convento-colegio. Esta restauración corrió a cargo del señor Perales, como informa una carta de Luis Jiménez de la Llave, miembro de la Real Academia de Historia, al alcalde de Talavera de la Reina, con fecha de 20 de septiembre de 1897. Don Luis habla explícitamente de cómo doña Elena “ha mandado restaurar los magníficos sepulcros del Consejero Pedro de Loaysa y de su consorte, padres del Illmo. Cardenal fundador”.
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Concretamente se añadieron en yeso pintado algunos ángeles, uno de los balaustres de cada sepulcro y se repararon pequeñas roturas en los entablamentos y pedestales. Una mirada atenta al conjunto escultórico permite descubrirlo con facilidad.
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